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11 jun 2009

Trastorno demoníaco compulsivo


A veces puedo ser un niño repelente y otras un superñoño. Incluso ambas al mismo tiempo. Pero aquí va una muestra de lo segundo, escrita originalmente para Crónicas de un Pueblo.

A pesar del encabezado de este artículo, no voy a hablarles de los muchos y variados títulos que nos hemos encontrado sobre posesiones diabólicas y niñas malhabladas y elásticas, sino de algo que sólo puede calificarse de desorden psicológico, de obsesión maníaca, de incombustible manía, que me viene afectando desde hace casi dos décadas y no me apetece curar. Permítanme que esta vez me ponga nostálgico y les haga un poco de historia. De mi historia.
Según dice la Wikipedia (esa herramienta de información colectiva de la que nos fiamos más de lo que deberíamos), el calendario marcaba el 19 de Julio de 1992, cuando hacía dieciséis días que yo había cumplido los doce añitos, y en el reloj avanzaban las primeras horas de ese domingo que para mí aún era sábado por la noche. Llegaba a casa de una de mis tímidas salidas nocturnas, cuando empezaba mi efímero paso por el mundo del noctambulismo adolescente y en los bares se mezclaban las partidas al ‘Shinobi’ o el ‘Dragonninja’ con el olor a calamares fritos y, mes arriba, mes abajo, la voz del cantante de La Frontera gritando aquello de “Judas el miserable era un auténtico cabrón”. Delante del televisor me encontré a mi madre, con la que cada sábado disfrutaba de la película que pusieran en ‘Noche de Lobos’, el mítico programa presentado por Joan Lluís Goas con el que tanto aprendí. Ver la peli de miedo de cada sábado acompañado de mi madre y enfrentándome con gusto a un buen vaso de leche fría con azúcar era algo que no podía dejar pasar. Pero aquella vez llegué tarde y me perdí la primera mitad. No importaba. Lo que estaba pasando en aquella película era suficiente para mantenerme pegado al sillón: un montón de personajes estaban encerrados en un cine y eran acosados por lo que parecía gente poseída, zombis, infectados o lo que fueran. Molaba. De repente el chico tranquilo protagonista se transformaba: aparecían músculos debajo de su camisa desgarrada, agarraba una katana, se subía a una moto y comenzaba a desmembrar a aquellos monstruos mientras sonaba heavy metal a todo trapo. Todo sin salir del cine. Entonces, cuando todavía no había recuperado el aliento y los ojos se me enrojecían de no pestañear, vi cómo un helicóptero atravesaba el techo de la sala y se estrellaba contra las butacas. Los viscosos enemigos de los dos personajes supervivientes aún no habían sido vencidos del todo. El héroe aprovechaba la poca fuerza que le quedaban a las hélices del helicóptero para hacerles pedazos y luego conseguir escalar hacia el accidental tragaluz y… ¿escapar felices? Ni hablar. Todavía se las tenían que ver con un tipo misterioso con media cara metálica que no sabía muy bien qué hacía allí, pero al que me gustó ver cómo le atravesaban la cabeza con un hierro. Final feliz, entonces. Pero no. Después de todo eso llegaba lo mejor: con la huida del cine los protagonistas no habían encontrado la salvación, sino que descubrían que toda la ciudad estaba siendo tomada por los endemoniados y el caos reinaba por todas partes. En un momento crítico, eran salvados por otros supervivientes que se dirigían, bien provistos de armas de fuego, hacia otro lugar con la esperanza de encontrarse un sitio que todavía no estuviera infectado. Los títulos de crédito empezaron a rodar y, cuando ya parecía que tenía motivos para relajarme e irme a la cama contento, se producía en la película otro hecho más que me dejó trastocado: la chica superviviente con la que habíamos compartido toda la trama también había sido infectada y era disparada a bocajarro por un niño. No había esperanza. Fin.
Al día siguiente busqué la programación de la noche anterior en la por entonces novísima revista Supertele, cuando aún podía uno consultar de manera más o menos fiable lo que iban a pasar por televisión, intentando dar con el título de la película. ‘Demons’, de Lamberto Bava, producida en 1985 en Italia. Desde ese instante he sentido la necesidad absurda de revisarla al menos cada dos años junto a su secuela, a ser posible ambas en programa doble. Posiblemente esté intentando recuperar esa sensación de impacto y desasosiego inicial o simplemente la inocencia del que tenía un mundo de emociones por descubrir. O quizá sólo sea un trastorno demoníaco compulsivo…

6 comentarios:

José Viruete dijo...

A mí Demons también me voló la cabeza en aquel pase, de hecho, aún conservo la grabación: la semana siguiente daban... ¡Q, La Serpiente Voladora!

Además grabé mi primera porno detrás de Demons, así que gracias a eso medio instituto descubrió sus bondades.

Peliculón, sin pero alguno que valga.

Borja dijo...

Permítame el peloteo:
De su capacidad para prolongar con criterio y calidad, un discurso en una publicación ( tenga los lectores que tenga) ya poco se puede decir.
Se me ocurre el término ´"redondo", pero se me mezcla con las ganas de deirle, de una manera muy nuestra, "ahí le has dao".
Sobre los temas a tratar, solo decirle que una de is ultimas adquisiciones es "El vuelo del navegante".

Cecil B. Demente dijo...

Como curiosidad, el presentador de Noche de lobos dio paso a la película con un comentario jocoso:

"Demons es al cine lo que un plato de callos es a la gastronomía".

Sam Lowry dijo...

Hace un rato he visto Demons por primera vez gracias a tu artículo. Me entraron ganas de verla después de leerlo.

Anónimo dijo...

YO diría que Noche de Lobos la emitían los domingos por la noche...

Grandes descubrimientos allí encontré: Razorback, Pumpkinhead,

Pedro José Tena dijo...

JOSE, yo la grabación que conservo en vídeo es la que pasaron años después en La2, creo que un día (o una semana, no lo recuerdo bien) antes de poner la segunda parte a las tantas de la madrugada también. En esa copia, no sé si tamabién en la que pusieron en Noche de Lobos, se podía ver un cartel en la pantalla del cine de la peli en el que se anunciaba el descanso que solían hacer antes en los cines a mitad de la proyección. No he vuelto a ver este detalle en ninguna otra copia que haya encontrado de la película, ni siquiera en la Unrated que circula por ahí.

BORJA, pelotee, pelotee, que siempre sienta bien, sobre todo si los elogios vienen de alguien que no sólo es amigo sino que sabe lo que dice y opina con criterio. Un abrazo.

CECIL, no recordaba ese detalle, pero me parece apropiada la definición. Alguno lo verá como un insulto, pero no deja de ser un piropazo.

SAM, cuando le pille por el messenger hablaremos sobre la película. Esto demuestra que equivocaba mucho durante todos estos años pensando que escribir sobre Demons no serviría de nada a nadie más que a mí. Me alegra que haya servido para que la descubriera.

ANÓNIMO, yo era pequeño y podría equivocarme, pero si no me falla la memoria la agenda era la siguiente: Alucine (en la primera época) tocaba los viernes en TVE1, los sábados era de Noche de Lobos en A3 y los domingos de Noche de Miedo en T5. Si entiende que el sábado a las 12 de la noche ya es domingo, entonces sí, Noche de Lobos era los domingos. Para mí era sábado noche, ya lo dije en el post. E identifíquese, coño, ya que comenta para rectificar por lo menos díganos su nombre o su nick.